Pedro Sánchez tiene claro que el presidente de Extremadura es un buen «soldado» que obedece sus directrices; eso es una realidad. Y digo que lo tiene claro porque no hay otra forma de explicar su forma de actuar con nuestra comunidad autónoma. Si hay que elegir, prefiere a quien protesta y puede restarle votos. Lo vemos cada vez con más frecuencia.

¿Que a los catalanes les interesa la limitación de superficie de la DO Cava? Pues se les da el poder de decidir qué plantan los viticultores extremeños. En Extremadura no llegamos a los 800.000 votantes y en Cataluña son cuatro millones.

¿Que al ministro Ábalos -valenciano, por cierto- le interesa más el Corredor Mediterráneo que el AVE de Extremadura? Pues se impulsa el primero y adiós al tren extremeño.

¿Si el problema es la deuda? Se promete pagar a la Comunidad Valenciana, porque en Extremadura ya está Vara para echar la culpa al PP. Y así todo...

Los cálculos maquiavélicos de Moncloa, que limitan las posibilidades de desarrollo de Extremadura, no preocupan a Fernández Vara porque pretende cubrir el expediente con actuaciones menores, cositas que no supongan un agravio para Pedro Sánchez.

Cuando gobernaba Rajoy, Vara reivindicaba el tren sin escatimar dinero público para que las manifestaciones se oyeran en Madrid. Ahora le basta con la foto y el postureo del Pacto del Ferrocarril. Y para no dar alas a las protestas sobre el cava, anuncia un recurso contencioso-administrativo que durará años, y calla cuando Monago le ofrece ir juntos a Madrid a exigir una solución inmediata.

Vara no pide los cientos de millones que el Gobierno debe a los extremeños como sí hacen el resto de los presidentes, incluidos los socialistas Lambán y García-Page. Prefiere echar la culpa al PP.

Y tampoco se une a las exigencias al Gobierno de Sánchez de seis presidentes de comunidades autónomas (tres del PSOE y tres del PP) de una estrategia nacional contra la despoblación y una financiación autonómica que ayude a combatirla, no vayan a molestar dichas exigencias. Es lo que tiene gobernar con miedo y la boca chica.

* Ingeniera agrícola y diputada del PP