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WLwas propuestas económicas empiezan a cobrar un peso relevante en la campaña de las elecciones del 14 de marzo. Y es bueno que las cuestiones que afectan al bolsillo de los ciudadanos ganen presencia en una contienda por el voto que hurtará a los electores los debates entre candidatos y primará en demasía las consignas publicitarias sobre asuntos más peregrinos.

Tras las promesas de rebajas fiscales que los dos principales candidatos en liza, Rajoy y Rodríguez Zapatero, plantearon en la larga precampaña, Aznar apeló al voto del miedo de los pensionistas ante un posible Gobierno socialista, y el líder del PSOE replicó comprometiéndose a subir todas las pensiones, y en especial las mínimas (un 36% en cuatro años). La bondad de las grandes cifras de la economía española es un activo que el Partido Popular hace bien en exhibir en un panorama económico mundial poco boyante. Pero al crecimiento del empleo Rodríguez Zapatero opone la necesidad de combatir la preocupante precariedad del mismo, asegurando ayudas a las empresas y también mano dura contra el fraude empresarial en la contratación.

Son las dos caras de una misma moneda, y merecerían poder ser debatidas a fondo y con rigor.