WDwe no ser por las bombas que ayer hizo estallar ETA y por los disturbios de kale borroka que la acompañaron, la huelga convocada por Batasuna en el País Vasco y Navarra habría pasado casi desapercibida. Parece que Batasuna ha tenido la debilidad de aceptar cierto respaldo de ETA a su iniciativa para subrayar su propia fuerza política, lo que, a estas alturas de la situación, es un claro error. Por esa simbiosis, Otegi será interrogado el lunes en la Audiencia Nacional.

Es posible que ante las presiones del PP contra cualquier tipo de conversaciones, nos estamos alejando de la propuesta hecha pública en Anoeta por el brazo civil de la banda, en el 2004, de "sacar el conflicto de la calle y llevarlo a una mesa de resolución". No vale el eufemismo de que este terrorismo es de baja intensidad, pues cualquiera de esas bombas anunciadas puede terminar matando a alguien, sea ese o no el propósito de ETA. No se puede jugar con estas cosas. Los bombazos y el chantaje son terrorismo, y punto. Además, su regreso constituye un mal camino para llegar a las condiciones que permitan activar el proceso de paz. Porque lo primero que se necesita para ponerlo en marcha es precisamente la desaparición de la violencia.