Ni siquiera la creciente debilidad de ETA tras los continuos golpes policiales le ha impedido iniciar su habitual campaña de verano contra el turismo. El atentado de ayer, con dos bombas en hoteles de Alicante y Benidorm que estallaron antes de la hora anunciada, recuerda a propios y extraños que sigue teniendo voluntad de matar. En los últimos 12 años, los atentados en zonas costeras han asesinado a media docena de personas y han llamado la atención de los medios de comunicación internacionales, aunque no han logrado su objetivo de ahuyentar al turismo que viaja a España.

Este año, estos atentados veraniegos coinciden con una fase particularmente aguda del enfrentamiento entre Madrid y Vitoria, con Aznar más centralista que nunca y cuando se aproxima la fecha en que el lendakari Ibarretxe pretende arrancar con su plan para replantear el Estatuto vasco. La ilegalizada Batasuna reiteró ayer que los radicales quieren "condicionar" ese proyecto y ETA lo hace por la vía de los bombazos. Seguimos pensando que es injusto relacionar al PNV con el terrorismo. Pero pensamos también que la presión soberanista de Ibarretxe no será democrática si va acompañada de un contexto de chantaje con violencias.