Resulta sorprende que una actividad que, según tengo entendido, es ilegal (me refiero al botellón) no sólo se le asigne un lugar de celebración, sino que también se preste el servicio de traslado a la zona para los usuarios.

Pero más sorprende que el servicio de autobús urbano se mantenga cuando se ha demostrado que no se usa. Me parece que se trata de un pérdida de recursos y de dinero. Y ya sé que el objetivo es evitar que los chavales cojan el coche con copas de más y puedan sufrir un accidente, pero está claro que a los usuarios del botellón no les interesa convertirse en usuarios del autobús urbanos y ahí están las pruebas: dos (o tres) noches a la semana de servicio y una media de cinco personas viajando en autocares de más de 50 plazas.

En fin, la idea del Ayuntamiento de Badajoz es loable, pero la línea nocturna no cuenta con la aceptación de sus posibles usuarios. Deberá replantearse este servicio si no quiere que el descalabro económico vaya a más y desestabilice las cuentas de la empresa concesionaria.