TLta prehistoria era el cántaro en el cuadril o en la cabeza; uno al día por familia, para beber y cocinar; el resto de uso del agua era otro. La exigencia vital media de 1,8 litros por persona y día (lpd) sigue siendo la misma; poco más en verano, poco menos en invierno.

Pero en las vacaciones navideñas del 97, me encerré en las dependencias municipales con seis tomos, seis, de las actas capitulares que recogían los acuerdos desde 1928 a 1947; por ellos, quedé prendido y prendado de cómo se introdujo la historia del agua en mi pueblo el 25 de mayo de 1935. Y cuenta la historia de los síndicos, que en procura de salud y evitación de tifus, sería de gran beneficio construir un depósito elevado de 30 metros cúbicos donde tratar el agua para distribuirla sana, segura y abundante. La cuenta era bondadosa: para cinco mil almas a dos litros diarios, habría retén líquido para tres días incluso si toda la población se habituase a las nuevas formas de agua entubada; (a veces, la corduras lógico-matemáticas facilitan la unanimidad) todo un desafío aquel cubicaje que exigía --y se pidió-- ayuda de la Administración central.

Treinta años más tarde, aquella elevada empresa y construcción, se dedicó a establo porque un primer y sustituto pantano se posó en el ambiente, que, según el ingenioso ingeniero diseñador, con sólo un trimestre de lluvia normal, tendríamos agua asegurada para cuatro años secos. Diez años más tarde, el hermoso pantano no resistió el trimestre mejor llovido y hubo de hacerse otro pantano montón de veces más grande que, según otro ingeniero bien pagado, si no lloviese en cuatro años tendríamos agua incluso siendo diez mil bebedores. Si las cuentan siguen creciendo así, en el 2050 mi pueblo necesita un embalse tan extenso como su término municipal.

Hoy, una familia pobre en consumo de agua no llega a 100 lpd, otra derrochona puede bien sobrepasar los 200 lpd. Puede ya mismo comenzar su declaración del agua, coja el último recibo y compruebe en silencio cómplice el número de veces que sobrepasamos el consumo vital mínimo. ¿Qué hacemos con el agua?

También pueden iniciarse a descubrir otras juegos del agua (calerizo, manantiales, acequias,...) que en las cosas simples suele encontrarse el ahorro. El golf me parece complicado.

*Maestro