Carcesa quiere volver a ser lo que era, uno de los referentes en la agroindustria de esta región. Ese es el compromiso pregonado por José María Ruiz Mateos, padre e hijo, que ayer se entrevistaron con el presidente de la Junta para darle a conocer sus proyectos, entre los cuales se encuentra el de que la empresa emeritense vuelva a transformar cien mil toneladas de tomate, como en los viejos tiempos.

Desde que la familia Ruiz Mateos compró, a mediados de marzo, Carcesa a Kraft, todas las noticias en torno a la misma han sido buenas. Tanto desde el punto de vista empresarial como el de la sensibilidad y disposición de los nuevos propietarios hacia una empresa que en la capital autonómica es, como el Barça, "algo más que una empresa". Así, no redujo la plantilla, sino que la ha aumentado en una decena de personas; plantea, como ya se ha dicho, un aumento de la producción, lo cual tiene más valor si se tiene en cuenta que las últimas decisiones de Kraft fue la de bajar la producción un 16%; y ha anunciado trasladar la sede social de Carcesa de Barcelona a Mérida, con lo que los impuestos los pagará en Extremadura: buen futuro se prevé, por tanto, para Carcesa. Felicidades.