WHwace siete meses Jokin se suicidó porque no soportaba más la crueldad de sus compañeros del instituto Talaia de Hondarribia. El caso empezó a ser juzgado ayer en San Sebastián a puerta cerrada para preservar a quienes declaraban como testigos protegidos. No es frecuente que el acoso escolar --la burla insoportable entre adolescentes, conocida como bullying -- llegue a provocar el suicidio. Pero también es insólito que estas conductas agresivas colectivas no acaben en el olvido y completen el proceso penal hasta llegar a los tribunales.

Los ocho menores procesados a instancias de la fiscalía son sólo algunos de los excompañeros del suicida, que, si son declarados culpables, deberán pasar un periodo bajo tutela judicial. En el juzgado de menores donostiarra no está imputado ningún profesor por dejación de sus funciones de tutela, pero cuatro responsables del instituto han sido denunciados por ello por la familia de Jokin y el caso se instruye aparte. Hay que reconocer el coraje de los padres del joven fallecido y de su entorno para superar las presiones y los consejos de que desistieran en su derecho de exigir responsabilidades. En España habrá un antes y un después tras el juicio del caso Jokin.