La ruptura del pacto PSOE-IU ha supuesto, como cabía esperar, un cambio en el modo de hacer política del Gobierno cacereño. Carmen Heras tiene ahora una papeleta realmente difícil: mantener el impulso en la gestión y cumplir su programa electoral desde su posición de minoría. La alcaldesa, en realidad, es como si cambiara de dentista, pues deja unas dificultades por otras, puesto que tampoco fue un camino de rosas su gobierno de coalición con IU, con el apoyo externo de Foro Ciudadano.

La fotografía publicada ayer por este periódico, en la que se veía a Heras y a la portavoz de la oposición popular, Elena Nevado, compartiendo atril y micrófono en la sala de prensa del ayuntamiento y dando a conocer el acuerdo entre los dos grandes partidos sobre las inversiones del segundo plan E resume, mejor que cualquier texto, el nuevo tiempo inaugurado tras la destitución de Pavón: el obligado entendimiento entre PSOE y PP, una especie de Gran Coalición para los asuntos importantes que, lejos de estar abocada a un tiempo estéril, puede ser la oportunidad de establecer un modo de decidir enfocado al común denominador de ambas formaciones, y en el que se vean reflejados una mayoría de vecinos. Este tiempo hasta las elecciones va a medir, además, la altura política de las dos mujeres en cuyas manos estará el destino de Cáceres durante los próximos años. Una altura que será menor o mayor cuanta más flexibilidad muestren, cuanta más capacidad de diálogo y de llegar a acuerdos tengan. De eso que llaman, salvando las distancias, sentido de Estado.