Cuando se tiene la responsabilidad de administrar servicios públicos y de ejercer el gobierno de una ciudad, como encomienda democráticamente otorgada por los ciudadanos, se adquieren obligaciones a las que hay que dedicar todo el buen saber y entender de que se sea capaz para aportar un esfuerzo positivo al bienestar de esos ciudadanos.

LOS QUE que tuvimos esa responsabilidad, adquirimos una amplia experiencia que nos llevó a conocer mejor el modo en que vivían nuestros convecinos, a pesar de la cantidad de escollos que nos encontramos, adquirimos un conocimiento muy cercano de las personas y las circunstancias en que desenvolvían sus vidas. Compartíamos la alegría de aquellos a los que con nuestras acciones podíamos solucionar sus problemas y anidaba en nosotros la tristeza cuando aparecían circunstancias que no estaban a nuestro alcance solucionar sobre todo en la inmediatez que se pretendía.

Entendíamos de todas formas que la ciudad es un proyecto de todos y que muchas personas contribuían al desarrollo de la misma y los encargados de su gobierno tenían que ser los primeros en aportar todo el esfuerzo supeditando lo personal al interés colectivo.

¿HABLAMOS de esta ciudad Proyecto de todos?

O nos referimos también a ese Cáceres de amplias zonas verdes y que entre ellas, para el disfrute de todos está ese Paseo histórico que forma parte de la memoria visual de toda ella, ese paseo que está ubicado al Norte de la misma, en las inmediaciones de la plaza de Toros (la Era de los Mártires).

Ese Paseo que en su entorno inmediato se ha creado hace poco tiempo un importante núcleo residencial, en cuyo solar estuvo el Regimiento de Infantería Argel 27 y su Cuartel al que llamaban de la Infanta Isabel, al que habrá que dedicarle en el futuro una columna, pues es de agradecidos reconocer lo que nuestros antecesores hicieron por esta Ciudad, entre ellos al General Ezponda que decidió traer el Primer Regimiento Militar a Cáceres a finales del siglo XIX y por ello se le nombró Hijo Predilecto de la Ciudad.

BUENO, pues del Paseo Alto diré también, que es el parque más antiguo de la ciudad, su extensión aproximada de 37.000 metros cuadrados, sirvió de entorno agradable y muy romántico para muchos cacereños y cacereñas que durante gran parte del siglo pasado lo tomaban como lugar de encuentro y paseo. A su agradable microclima (fruto de una arboleda ya muy consolidada) se une una ubicación elevada que le aporta unas importantísimas panorámicas visuales, sobre el Oeste de la ciudad (desde la Sierrilla y el Parque del Príncipe hasta la ciudad antigua); hacia el Norte (con la vista de esa gran barriada nacida en los últimos diez años, la Mejostilla y la Ronda Norte hasta el norte de la provincia y las Sierras de Gata y Gredos).

LA VEGETACION existente consiste en alineaciones de árboles (eucaliptos, olmos y acacias) en el paseo de entrada, un pequeño espacio usado antiguamente como vivero, en el que pueden encontrarse palmeras canarias, estando el resto poblado de encinas sobre pastos naturales y eucaliptos en alineaciones sobre los viales. Esto es solamente una parte de la expresión más significativa de Cáceres Ciudad Patrimonio de la Humanidad, a pesar de la encuesta que conocimos en la que se decía que Cáceres no está entre las veinte ciudades más atractivas para el turismo, sin tener en cuenta que es una ciudad moderna y que cuenta con uno de los barrios de diseño urbanístico medieval de los tres mejor conservados de Europa.

¿Es de este Cáceres del que hablamos?