WDwesde la tarde del jueves, el viaje entre Cáceres y Mérida se puede hacer en 40 minutos, un poco más de la mitad que hasta ahora. La apertura de 60 kilómetros de la autovía A-66 de los 70 de distancia que hay entre las dos capitales lo hace posible. No es, sin embargo, el tiempo el mayor ahorro, sino la previsible caída de la siniestralidad (la autovía es, sobre todo, una carretera infinitamente más segura que la N-630 cuyo tráfico de camiones y la orografía del terreno la convertía en una vía peligrosa) y el aumento de las posibilidades de comunicación: desde el jueves Cáceres y Mérida están mucho más cerca, como lo están Madrid y Extremadura desde la apertura de la A-5.

La puesta en servicio de 70 kilómetros --los 60 mencionados y los 11 de la variante de Fuente de Cantos-- supone el más importante impulso habido hasta ahora a la ansiada Autovía de la Plata a su paso por Extremadura. El Ministerio de Fomento se ha comprometido, además, a completar ese impulso y a que antes de que acabe el año se abran otros tres tramos, de manera que habrá continuidad de la autovía desde Plasencia a Fuente de Cantos, 233 kilómetros. Es hora de que así sea. Porque esta obra ha sufrido retrasos injustificables.