El Ayuntamiento de Cáceres está colocando paneles, a modo de tablones para anuncios, con el objetivo de que los ciudadanos se acostumbren a utilizar esos espacios y dejen libres, y limpios, paredes, semáforos, farolas, papeleras, cabinas telefónicas... La medida es tan loable como necesaria. Cada ciudad tiene sus defectos, y uno de los que tiene Cáceres --mejor decir, los cacereños-- es su propensión a ocupar con mensajes comerciales y reclamos de todo tipo los espacios públicos. Está por ver si, a la vuelta de algunas semanas, no se encontrarán los tablones llenos de anuncios...y también los semáforos, cabinas, farolas, etc. y el esfuerzo municipal habrá sido en vano. Podría suceder, porque la educación ciudadana (y educación ciudadana es precisamente esto: no ensuciar la ciudad) no es una asignatura que se enseñe en los colegios.

La iniciativa municipal es una demostración de que las ordenanzas están para no cumplirlas. Hay que recordar la polémica que generó durante la pasada legislatura la elaboración de la ordenanza para regular, entre otros asuntos, el de los carteles en las calles. Aquí están los resultados: de poco sirvió.