TVtetusta, Comala, Macondo, Región, Breda, Mágina- José Antonio Leal Canales inventa un nuevo espacio imaginario, Parada, en el que transcurre la acción de su último relato, ´El testimonio del becario´, flamante Premio Novela Ciudad de Badajoz 2010. Los que asistimos a su presentación en la carpa de Cánovas durante la pasada Feria del libro supimos de este lugar "bello y levítico" que es probablemente Cáceres. Esta ciudad nuestra no sé si feliz, pero cómoda, acogedora, hermosa. Con elegancia pero fiel a sí mismo y no pendiente de si lo que escribe ofende o molesta, Leal Canales habló de su novela que puede llamarse negra, cuyo tema principal es el fracaso. Magnífico novelista como demuestran los numerosos premios que así lo reconocen, dolía un poco la ausencia de las autoridades. Y fue una pena que los miembros del Consistorio cacereño se perdieran las reflexiones del novelista porque en mi opinión expresan con exactitud, rigor y matices la identidad de esta ciudad contradictoria. Parada nombre implica detenerse, demorarse y quedarse. A eso invita Cáceres por su belleza y su atractivo provinciano pero señorial. Parada adjetivo implica atraso, falta de iniciativa, mirar al pasado, anclarse contra el progreso quizá. Comprendo que el escritor ha dado en la diana cuando en estos días cosmopolitas del Womad percibo de nuevo a la ciudad plena de cultura, arte, poesía, música, teatro, inquietudes creativas y espirituales. Con sus paredes cada día más enguarradas, su agua otra vez turbia, ese acceso horrendo por la carretera de Malpartida, el suelo roto de Cánovas desmintiendo el bellísimo jardín. Ciudad que se niega a sí misma. Dinamismo y belleza entre desidia y deterioro. Cáceres 2016, un bello sueño. Un continente indigno de su contenido, pues a pesar de sus tesoros arquitectónicos y su potencial humano los que la queremos no nos merecemos el abandono de sus infraestructuras en medio de lo que parece a veces una frenética actividad. Porque me duele Cáceres, espero que Parada no sea la metáfora de su fracaso.