Cáceres tiene un potencial enorme. Se hace monótono el escuchar malas opiniones sobre esta ciudad. Quizá este es el error que cometemos, estamos hundidos en esa mentalidad conformista y pesimista que no nos deja abrir los ojos, y, peor aún, ver esperanzas para Cáceres.

Estoy de acuerdo que motivos no nos faltan a los cacereños para pensar y obrar así. Pero es que esta ciudad tiene un potencial que no utilizamos y desaprovechamos.

Mi visión, la de un joven cacereño, es esperanzadora. Mi generación debe velar por esta ciudad y por su futuro. Y es por ello que debemos defender su potencial. Si no lo hacemos así y no lo defendemos, entraremos en un proceso decadente del cual será muy difícil salir.

Tenemos un auténtico patrimonio turístico, histórico y cultural. Pocas ciudades pueden presumir de tener un casco antiguo como el nuestro, cuyos muros y palacios han visto siglos de historia o tener una Semana Santa de Interés Turístico Internacional. Tenemos oro. Las personas que nos visitan quedan totalmente asombradas y fascinadas de ver nuestra ciudad vieja y pasear por el resto de la ciudad.

Nosotros, los cacereños, somos muy pesimistas con nuestros turismo, incluso lo consideramos algo simple, pero es todo lo contrario. Es triste que instituciones, a nivel local, regional y estatal, no muestran un interés correspondiente al nivel que se le debería prestar al turismo cacereño. Es nuestro motor y no lo cuidamos. Y lo peor de todo, no lo mejoramos.

Cáceres vive del turismo y nos guste o no hay que cuidarlo. Facilitar la llegada de los turistas y promocionar Cáceres en el extranjero es algo crucial, y para ello debemos contar con infraestructuras del siglo XXI, las cuales pasan los años y no llegan. Promesas que no se cumplen.

Ya no solo destacamos por el potencial del turismo histórico. La gastronomía es otro punto fuerte. En el aspecto gastronómico Cáceres está situado en el mapa nacional e internacional y debemos aprovechar eso, y como he dicho anteriormente; mejorarlo y potenciarlo.

Los cacereños debemos unirnos, dejar atrás los conformismos y las lamentaciones. Pasar a la acción y reivindicar inversiones de calidad en nuestra ciudad. No cegarnos por promesas que a largo plazo no dejan beneficios y destruyen nuestro entorno más verde, como es la Montaña. En definitiva, defender, invertir y cuidar lo que importa. Cáceres tiene un potencial turístico incalculable.