XLxa Guardia Civil puede adelantar con mucha fiabilidad el número de manifestantes, los asistentes a un espectáculo o los bañistas de una playa, porque cuenta por cuadrículas de cien que superponen en una foto fija. Si la foto admite cincuenta cuadrículas, el número de personas oscila entre 4.500 y 5.000. Algo parecido debieron hacer el pasado sábado durante la manifestación convocada por el PSOE en Villafranca de los Barros, en apoyo de la refinería y ese dato lo tuvo de primera mano la delegada del Gobierno: 3.000 personas. Luego ella, lista que es, afiló el lápiz y redondeó la cifra en ¡10.000 personas! La pregunta que nos hacemos es qué haría esta señora, capaz de manipular en lo superfluo y evidente, si tiene en sus manos un tema realmente importante para su partido.

Pero los despropósitos no acaban en los manipuleos infantiles de la delegada del Gobierno, porque la cosa del refino es aún más refinada si elevamos la mirada hacia el presidente de la Junta. Rodríguez Ibarra , que así se llama el susodicho, nos filtra que Zapatero miente, porque mientras que en rueda de prensa decía que no hay nada decidido sobre la refinería, a él ya le había manifestado su apoyo decidido. ¿Creemos a Zapatero o creemos a Ibarra? Pero, además, el asunto tiene más enjundia porque resulta que Zapatero, además de apostar por la refinería, a cambio o para compensar, promete un proyecto importantísimo para Cáceres si los extremeños nos alineamos con él y nos refinamos con Ibarra.

Sin embargo ese superproyecto ni está incluido en el Plan de Dinamización de Extremadura, ni se incluyó en la reunión del Consejo de Ministros de Mérida, ni en los Presupuestos del Estado, ni en ningún sitio. Pertenece al novedoso mundo de la sociedad de la imaginación: sólo habita en la fecunda imaginación de nuestro presidente.

Lo que está claro es que se trata de un proyecto condicionado: lo de Cáceres depende del apoyo que prestemos los extremeños a esa refinería que con tanta decisión defiende don Francisco Fuentes , el supersobrinísimo, que en un parpadeo pasa de senador extremeño a senador vasco y al revés.

Cáceres tiene necesidades y un claro desequilibrio industrial con respecto a Badajoz, que incluso se han agravado durante este largo régimen de 23 años de ibarrismo, pero si quiere que el maná llame a su puerta, tiene que ser disciplinada y apoyar con vítores las decisiones de Rodríguez Ibarra. En lugar de proponernos un plan de inversiones, cuya columna vertebral sería la búsqueda del equilibrio territorial entre ambas provincias, resulta que la refinería es la reválida que debemos aprobar los cacereños si aspiramos a algo más que a comparsas del socialismo triunfante, porque lo que Zapatero le dijo al oído de Ibarra es que una cosa lleva a la otra.

¿Queremos un proyecto importante para Cáceres? Pues prietas las filas tenemos que acudir al besamanos de Ibarra. O eso o nada.

*Portavoz del Grupo Popularen la Asamblea de Extremadura