WEw l consejero de Fomento, José Luis Quintana, manifestó el pasado miércoles en Cáceres la posición contraria de la Junta de Extremadura de aprobar el Plan General Municipal (PGM) de la ciudad en sus términos actuales. Si no se cambia el plan, no se ejecutará, vino a decir Quintana que, aunque no entró en detalles, manifestó serias discrepancias con dos de las áreas centrales de todo plan de urbanismo: el de las viviendas cuya construcción están previstas en el mismo y el de las zonas verdes. Tanto unas --33.000 viviendas son calificadas como de ´prioridad uno´--, como otras --600 hectáreas de zonas verdes-- son consideradas como desproporcionadas para una ciudad de las dimensiones y de la proyección futura de Cáceres.

Las discrepancias del Gobierno regional con el PGM cacereño vienen de antiguo: no es la primera ni la segunda vez que los responsables autonómicos emplean calificativos críticos para referirse a él, también es bien conocida la posición contraria al mismo --se aprobó en mayo, cuando todavía gobernaba el PP-- de la actual mayoría consistorial. Por esta razón, y porque el plan lleva cuatro años dando tumbos desde que en el 2003 se encargó a los técnicos que empezaran los trabajos de elaboración del mismo, los responsables políticos deberían urgirse en ponerse de una vez a la tarea de enmendar lo que tenga que ser enmendable. Porque aunque nadie parece quererlo, nadie parece no quererlo, y las últimas palabras del consejero Quintana van en esa dirección, cuando a la vez que dice que no se ejecutará si no se cambia, añade que la Junta no piensa en rechazarlo, sino en buscar soluciones. Pues eso. Que se busquen y que no se demore más que lo imprescindible.