TSteñora doña Refinería de Maimona y Villafranca:

Mucho me alegraré que al ser ésta en su poder, se encuentra usted en el mejor estado de salud, yo quedo bien, a Dios gracias. En toda Extremadura hemos conocido por boca del presidente de la Junta que son sus intenciones venir a nuestra región para vivir en ella todos los años que Dios quiera conceder a su salud. Yo espero, doña Refi , que sean muchos y prósperos, para usted y para los vecinos de la Comarca de Los Barros, tierra de buenos vinos y mejores personas, que en gran mayoría quieren recibirla con los brazos abiertos. El motivo de dirigirle esta carta es para avisarla y prevenirla del poco aprecio que sienten por usted algunos vecinos de esos lugares. En esta tierra nuestra, doña Refi, cuando estamos de acuerdo con una cosa la aceptamos en silencio y tiramos p´alante . Pero si no queremos algo, aunque seamos pocos los disconformes, armamos mucho ruido. Se lo digo por si cuando venga usted para acá, escucha las voces. Ya le advierto que oirá los gritos, pero habrá muchas más personas en silencio, aprobando que haya elegido usted estas tierras para establecerse. ¡Son cosas de los tiempos, doña Refi! Si hace unos años hubiera usted querido venirse para acá, nadie hubiera dicho ni pío: los caciques, dueños de vida, haciendas y salarios miserables, por su fidelidad a don Claudillo ; y los del otro extremo, porque no existían. Pero llegó otra señora hace unos años por nuestro país, doña Demo y, con su permiso, cada cual puede expresar sus ideas, manifestarlas en público y decir sí o no a cuanto la vida nos vaya deparando. La verdad, doña Refi, es que vivimos mejor así. Hablamos, discutimos, debatimos y votamos. Y cuando se acaba de discutir, debatir y votar, aunque a alguno le pese, aceptamos lo que más interesa a la mayoría y, como le decía antes, tiramos p´alante . ¡No se me acoquine, doña Refi! Aunque le lleguen noticias de los que no quieren ni verla por aquí, si su decisión es estar con nosotros, véngase. Mucha gente de Extremadura piensa que usted es como una lotería, que nos traerá suerte y trabajo. Eso sí, venga usted dispuesta a gastarse los cuartos. Una dama tan potente, escultural y explosiva, necesita una casa confortable y segura, incluso, a prueba de bombas. No olvide que viene a una tierra llena de monumentos y que, don Juan Carlos no permite, ni a usted ni a nadie, que se hagan chapucillas en Extremadura.

Sin más que contarle y rogando dé mis recuerdos a su prima de Puertollano, a la que conocí cuando trabajaba en aquella ciudad, me despido de usted. Atentamente,

*Periodista