WEwl pasado lunes este periódico se hacía eco de los datos de Aeropuertos Españoles y de Navegación Aérea (AENA) sobre el descenso de viajeros del aeropuerto de Badajoz, el único existente en la región. Según AENA, en los cinco primeros meses de este año el aeropuerto ha perdido 4.000 viajeros (30.000 hubo el año pasado durante el mismo período y 24.000 ha habido éste), lo que supone un descenso del 14%. De igual modo, ha descendido el número de aeronaves, debido sobre todo al abandono de Lagun Air, que hacía posible el enlace entre Badajoz y Barcelona. No es una buena noticia. La actividad aeroportuaria está creciendo en toda España (AENA cifra el incremento de viajeros en un 8,5% en el conjunto nacional durante los cinco primeros meses de este año frente a los del pasado) y constituye un sector estratégico para la buena marcha de las relaciones comerciales y, particularmente, del turismo. Extremadura está fuera de esa corriente. Los datos de AENA hacen que recupere la actualidad el anuncio por parte de la Consejería de Comercio y Turismo, el pasado mes de octubre, de que estaba en negociaciones con compañías aéreas de bajo coste para que empezaran a operar en la región. El consejero señaló incluso que había prisa, pero no se ha sabido más de esas negociaciones.