El gobernador de Nueva York ha tenido que dimitir por haber gastado muchos miles de dólares en prostitución; y un concejal de Mallorca, por haber gastado mucho más en eso mismo. Algunos han intentado defenderlos, sobre todo al de Nueva York, diciendo que se trataba de la esfera privada, que no hay que ser puritanos. Buena intención, pero pésima información. Porque los puritanos eran ellos, y ambos hicieron carrera política precisamente luchando contra la prostitución, de la que también después se aprovecharon carnalmente. Hipocresía tan vomitiva que hasta sus mismos partidos --aquí, el PP-- han tenido que denunciarles y echarles.

La curiosa coincidencia de fechas de ambos casos no es tal. En realidad, cada día se dan escándalos parecidos, aunque la gran mayoría son silenciados. Nada más corriente que la proliferación de esos hechos. Ya el poeta Horacio decía que aunque intentáramos espantar a la naturaleza exhibiendo un arma, la naturaleza "volvería al galope". Los mismos que presumen de conocer y practicar la ley "natural", y quieren obligarnos a la fuerza, por las leyes, a actuar como ellos, imponen normas realmente tan antinaturales que ni ellos pueden cumplirlas, y son los primeros en caer en la trampa que han creado para dominar a los demás.

Alejandra Brea Romero **

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