Escritor

En alguna parte del mundo, iluminada y visible, hay unos economistas y políticos muy sabios que deciden dónde hay que cultivar café y dónde no, cuánto hay que importar y exportar, cuándo suben los precios y cuándo bajan. Dicen que no, que nadie influye en las fluctuaciones del mercado, pero siempre ha de haber una mano que cuelgue el cartel de rebajas.

En otra parte del mundo, oscura e invisible, hay unos señores siniestros que dirigen el negocio de la droga, siempre en alza. Ilegales y, por tanto, incontrolados, viven felices en su impunidad, protegidos por otros que cobran por pringar a la hora de la verdad. Sus puertas siempre están abiertas para los cultivadores de café a quienes no les quede más remedio que convertirse en cultivadores de coca.