La debilidad del dólar frente a las otras divisas de referencia ha ocupado el grueso de los trabajos de la cumbre de los 13 países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), clausurada ayer en Riad (Arabia Saudí) con la lectura de una declaración que elude el problema y se refiere genéricamente a "aumentar la cooperación financiera".

Se trata de una fórmula impuesta por el rey Abdalá, anfitrión de la conferencia, y apoyada por la mayoría de los jefes de Estado reunidos, que no atenúa el propósito expresado por Venezuela, Irán y, en menor medida, Ecuador, de mantener abierta la discusión. Porque si para los grandes productores árabes --el reino saudí, los Emiratos, Kuwait y Qatar--, que extraen cada día más de 14 millones de barriles, el 47% de toda la OPEP, el asunto prioritario es garantizar a Occidente el suministro estable, seguro y a un precio conveniente, para el ala radical del cártel el objetivo es adoptar mecanismos que corrijan la depreciación del dólar.

En clave política, Venezuela e Irán perdieron el pulso. Ambos países lideraban el grupo que quería incluir una cláusula para instruir a los ministros de Finanzas de los trece países miembros a que estudien los efectos negativos que tiene la depreciación del billete verde en sus economías, altamente dependientes del petróleo, dado que esta materia cotiza en dólares. Pero Arabia Saudí se impuso finalmente con su rechazo a la más mínima mención del dólar en el texto final.

La posición de Venezuela e Irán se explica por la necesidad que tienen de paliar las debilidades estructurales de sus economías con las rentas del petróleo, más incluso que por sus particulares disputas con Estados Unidos. Poco importa que en la anterior cumbre de la OPEP, celebrada en Caracas hace siete años, el precio del barril rondara los 20 dólares. Lo que pesa en el ánimo de los presidentes Chávez y Ahmadineyad es que el viernes los mercados de divisas cerraron con el euro a 0,6821 dólares, y estiman insuficiente la escalada del barril hasta los 95 dólares para compensar la pérdida de poder adquisitivo del billete verde. En palabras de Correa, presidente de Ecuador, las ventas del petróleo deben consignarse en una "moneda dura".

En la mente de los críticos con el dólar flota la idea de que el mercado del petróleo adopta el euro, pero Europa, Estados Unidos y China se oponen tajantemente. La primera, a causa del efecto moderador del encarecimiento de la energía que ha tenido la revalorización del euro con relación al dólar; los norteamericanos y los chinos, porque erosionaría gravemente el valor de sus reservas. Pero, aún así, es probable que las declaraciones de la facción crispada de la Organización de Países Exportadores de Petróleo hayan sembrado la desconfianza en los mercados y el dólar siga en el despeñadero, lo cual perjudicará en primer lugar a los exportadores más dañados por la volatilidad de la moneda, a juzgar por sus quejas y sus ansias de reforma.