WLw a urgente renovación que los socialistas madrileños necesitan no será conducida por Rafael Simancas, que ayer presentó su dimisión como secretario general del PSM-PSOE. Estaba cantado. Tras los penosos resultados del 27-M, Simancas, cabeza de lista, trató de resistir, pero los primeros movimientos de sus adversarios dentro del partido --en especial, los guerristas, que siguen ahí-- han precipitado su caída. La dimisión dará paso a la constitución de una gestora que deberá organizar un congreso extraordinario en los próximos meses. Es fácil adivinar que se avecinan tiempos tormentosos en la organización madrileña del PSOE, donde las luchas intestinas son endémicas. Simancas, que logró arrebatar la mayoría absoluta al PP de Esperanza Aguirre en el 2003, no llegó a gobernar por la traición de dos diputados presentados en su lista. Un error político que pagó con la derrota cuando se repitieron las elecciones, aunque no le apartó de la secretaría general del partido. Pero el socialismo madrileño no supo sobreponerse a ese esperpéntico episodio y ha vuelto a fracasar ahora. Su derrota ha dado alas a Rajoy, que ante la brecha abierta en Madrid ve más cerca alcanzar la Moncloa. Por lo demás, la reacción del secretario general del PP, Angel Acebes, a la dimisión de Simancas tuvo un penoso tono apocalíptico, consecuencia de la euforia que desde el 27-M quieren expandir los dirigentes populares. Decir que Zapatero es un "líder corrosivo", un dirigente que "se desmorona" y un "lastre para el PSOE" revela una forma tremendista de hacer oposición más propia de las tertulias de la radio ultramontana que de un político serio.