THtay noticias que nos crispan los nervios a los mortales de a pie. Me refiero a los errores judiciales. No es lo mismo, por ejemplo, que un ama de casa se equivoque y eche sal al arroz con leche en vez de azúcar, a que se equivoque un juez, tanto si culpa a un inocente como si deja en libertad a un asesino. En el caso del arroz con leche, se tira a la basura y se cocina otro plato. En un error judicial, pueden morir personas inocentes.

Aunque las comparaciones nunca son buenas, sí son necesarias para recordar cómo la justicia pide cuentas a un hombre que ha cometido un delito en el pasado pero ha rehecho su vida, está reinsertado y es un ciudadano respetable y que sin embargo, debe volver a la cárcel por un simple robo, y en cambio no se hace cumplir la condena a un violador, y además, reincidente.

Los jueces y fiscales son personas como las demás ("como cada quisqui" que diría mi vecina Alberta ) con sus virtudes y defectos, pero no son intocables, se les debe aplicar la ley como a los demás mortales y exigirles responsabilidades, pues nadie está por encima del bien y del mal. Así lo ha reconocido el CGPJ que sancionará a los responsables, pues no pueden pasarse la patata caliente unos a otros.

Si un médico, un psicólogo, un profesor se equivoca, se le exige responsabilidades. Ya que todos somos iguales ante la ley, al juez también. Un juez no puede tener absoluta inmunidad por el hecho de ser juez. Debe haber otro juez que lo juzgue. Si ha cometido faltas en su trabajo, que se le abra un expediente disciplinario. Que cada cual asuma su responsabilidad.

Estamos fichados por Hacienda, por Tráfico, ¿y por los juzgados, no?

Se han abierto debates políticos, sociales y judiciales sobre un caso reciente que está en la mente de todos. Afortunadamente, estos casos son algo excepcional. Pero existen muchos otros.

No es de extrañar que la opinión pública esté muy sensibilizada con estos sucesos y pida que se haga justicia. Caiga quien caiga.