Mientras Cajastur se sigue reforzando de cara al control absoluto de Liberbank, por el contrario, Caja Extremadura está perdiendo poder de influencias a raudales dentro del SIP gestado junto a la caja asturiana y Caja Cantabria.

Caja Extremadura es dueña del 20% de Liberbank y en función de ese porcentaje existe un pacto de caballeros para que se respete su presencia en igual proporción en la nueva entidad de crédito, pero los hechos vienen a demostrar un día sí y otro también que no es así.

Hace unos días, hemos conocido que Cajastur ha nombrado a dos nuevos consejeros en Liberbank, los cuales a su vez pertenecen al consejo de administración de Cajastur en su condición de vicepresidentes. Lo significativo es que ambos consejeros son cargos políticos, hecho que no se entiende muy bien si consideramos que la reforma de la ley de cajas impedirá que haya cargos electos en sus órganos de gobierno.

Sinceramente, no se entiende muy bien en clave financiera estos nombramientos en función de lo que ha pretendido la reforma de las cajas: la profesionalización de las entidades y su despolitización; salvo que existan intereses ocultos que se nos escapan.

Debido a ello, al parecer, el consejo del banco pasaría de 11 a 13 miembros (9 ya están nombrados). De ellos, hasta ahora, se han designado a dos consejeros independientes, estando pendientes de nombramiento otros dos. La consecuencia, es que mientras se refuerza el poder asturiano declina alarmantemente el poder de sus socios, lo que podría ir en contra de los intereses de Extremadura y Cantabria, algo que no está en consonancia con el espíritu de los Sistemas Institucionales de Protección.

Como ejemplo de la pérdida de influencia de Caja Extremadura en el SIP, expongo que en el nuevo organigrama del banco, la presencia de nuestros directivos es testimonial, al ocupar media docena de puestos del tercer nivel de un total de 60. En cuanto a la expansión, de doce zonas que se han creado, no nos ha correspondido ninguna, mientras por otra parte, conocemos que se van a relevar a algunos de nuestros directores y sustituidos por otros de la caja asturiana, como son los casos de nuestra oficina de Alcalá de Henares o la emblemática Oficina Principal de Madrid.

En idéntico sentido, y como consecuencia del cierre de oficinas en expansión a acometer en diciembre, se van a producir casi 50 traslados a más de 100 kilómetros, (algunos a varios centenares), resultando que los trabajadores afectados pertenecen en su práctica totalidad a Caja Extremadura, Caja Cantabria y Banco Castilla la Mancha.

Urge, por tanto, emplear mayores exigencias a favor de nuestra caja en el seno de Liberbank derivado de nuestro porcentaje de participación; y este papel, está reservado a nuestros dos consejeros, especialmente, al presidente de Caja Extremadura, por el bien de nuestra entidad, de la región, de los clientes, y de los empleados.