La Asamblea de Extremadura se pronunció ayer por unanimidad a favor de que las dos cajas de ahorro, Caja de Extremadura y Caja de Badajoz, se fusionen. Como es lógico, se trata de un pronunciamiento político que no significa mandato expreso a las entidades para que inicien el proceso de fusión --de hecho, el dictamen de la comisión parlamentaria dice que tendrán que ser los órganos de dirección de las entidades los que lo impulsen--, pero sí supone el pronunciamiento de mayor peso habido hasta ahora en relación con dicha fusión y, dada la presencia de representantes de instituciones políticas en las entidades, no será fácil soslayarlo, en el caso de que hubiera tentación de hacerlo. Podría decirse, pues, que con la decisión del Parlamento extremeño se da el pistoletazo de salida para empezar a trabajar en la dirección que ha indicado.

Todo ello no impide concluir que la comisión creada por PSOE y PP para determinar si conviene o no la fusión ha tenido unos resultados muy pobres. Desde su creación, en el último trimestre del 2007, ha pedido opinión a 25 personas (la mayoría de ellas, relacionadas con las cajas), tras lo cual las conclusiones son poca cosa más que vaguedades y que, a tenor de las mismas, ni de lejos responden al pomposo título de ´Comisión no permanente para el estudio del sistema financiero extremeño´. Porque de dicha comisión se esperaba lo que anunciaba: un estudio del sistema financiero extremeño y unas conclusiones, a partir de él, rigurosas. Mal cabría todo ello en apenas un folio, que es lo publicado por el Boletín de la Asamblea.