WEw l futuro de la obra social de las cajas de ahorros no está claro. Decir esto de las cajas es afirmar que no está claro el porvenir de la iniciativa que ha sido su auténtica justificación histórica, puesto que la actuación de estas entidades en el ámbito financiero no la distinguía de los bancos. Casi todas ellas, entre las cuales están las dos extremeñas, se han convertido en bancos. Y estos no tienen vinculación alguna con la obra social. Hasta esta última y definitiva reconversión, las cajas, en su conjunto, destinaban en torno al 25% de sus beneficios a nutrir su actividad social. En adelante, podrán dedicar la parte que quieran, hasta la totalidad de los beneficios que les correspondan por su participación en el banco correspondiente, pero es una decisión que está por ver.

Sin embargo, la obra social de aquellas entidades que han sido casi barridas por el FROB tras la entrada de este en su capital (no es el caso de Caja Badajoz y Caja Extremadura), tiene pocas oportunidades de sobrevivir. Probablemente, una de esas oportunidades es que sea un banco de los que llevan una caja dentro el que recompre al Estado la participación que ahora ha tomado para recapitalizarlas. Si fuera así, tal vez habría alguna posibilidad de salvar su anterior obra social. De lo contrario, habrá que empezar a despedirse de unas instituciones que constituían una parte importante del panorama solidario de nuestro país.