El.presidente de la Junta manifestó el pasado jueves, ante los representantes de los hospitales españoles, que las autonomías deberían devolver al Estado las competencias sobre el calendario de vacunaciones. Fernández Vara se ha mostrado en repetidas ocasiones crítico con que cada autonomía haya legislado por su cuenta qué vacunas poner a su población y cuándo, y había propuesto repetidas veces que fueran los responsables autonómicos los que decidieran ponerse de acuerdo sobre este asunto. Precisamente el descontrol sobre las vacunaciones ha sido uno de los argumentos más utilizados por el mandatario extremeño para hacer ver la necesidad de celebrar la conferencia de presidentes que él patrocina. El jueves dio un paso más y tiró por el camino más corto hacia la unificación de criterios sobre las vacunas: que las autonomías devuelvan al Estado esa competencia y que éste las unifique. La propuesta es sensata. Pero es de temer que no salga adelante; que la mayoría, si no todos, los presidentes autonómicos se hagan los sordos y que continúe la disparidad actual. Y es que las autonomías todavía no se han librado de la enfermedad infantil del autonomismo, que consiste en creer que cuanta más soberanía manejen mejor, aunque ello suponga incurrir en una descoordinación que paguen los ciudadanos.