Profesor

Parece mentira que escribas en el periódico y todavía no hayas dicho nada sobre los problemas del tráfico en la calle Fleming. Y si encima eres vecino de la calle no deberías necesitar que te lo recordaran. Así que esperamos tu artículo". Jolines, cualquiera no les hace caso.

Porque si escribes en el periódico todo el mundo piensa que estás obligado a escribir sobre sus problemas, que suelen ser, con diferencia, los más importantes de la ciudad y parte del extranjero.

Hablamos de una calle céntrica que no merece la fama que la acompaña y que dispone de casi todos los servicios. Necesitas unos cigarrillos y no tienes más que acercarte a unas guapas estanqueras. Precisas unos puerros o una pierna de cordero y ahí están Pedro y Juan.

Incluso langostinos y farmacia por si acaso. Si lo que deseas es un detergente, Spar, Rodrigo y la Jara. Como eres un goloso te han puesto una pastelería. Y para tu desgracia, una ferretería, así que ya no tienes disculpa para no colgar el cuadro. Si le das a la bebida no digamos.

Entidades financieras, abiertos todo el día, dulces de pueblo, quiosco, chucherías. No podían faltar las nuevas tecnologías y el transporte rápido. Hasta gimnasios y parque. Y cultura, cuadros, libros, prensa y Universidad, además Popular. Bueno, cómo estaremos de servicios que incluso si necesitas un canuto o pincharte, a poco menos de unos cien metros puedes acabar con el síndrome de abstinencia de inmediato. Lo único que me queda lejos es la casa de Mayra, que cada día está más guapa.

Pero claro, todo tiene sus inconvenientes. Pues tanto establecimiento necesita ser abastecido y por lo tanto es visitado por camiones cargados de viandas y provisiones. Lo malo es que los camiones deben aparcar en algún sitio y como el ayuntamiento solamente les ha concedido diez o doce metros, es fácil imaginar lo que sucede. Aparcan en doble fila o ciegan la salida de un garaje. Es decir, que a cualquier hora hay atascos y se escuchan bocinazos, discusiones, broncas y lamentos porque la grúa no llega.

La solución no es fácil, pues solamente cuatro edificios de vecinos de la calle tienen garaje y como los demás vecinos tienen automóvil, en algún lugar deberán aparcarlo. Pero para todo hay solución. Proponen que la calle se deje para aparcar los residentes, con tarjeta claro, y para carga y descarga. Y es que en esta calle hay gente muy lista.

Claro que los problemas no surgen solamente con la carga y descarga, pues parece que es imprescindible dejar el coche al lado del lugar donde se toma café, se compra el tabaco o se visita a un vecino. A mí me parece que problemas parecidos habrá en muchas calles, pero aseguran que no hay calle con tanto establecimiento necesitado de abastecimiento diario por metro cuadrado. Y no se va a poner uno a contar los establecimientos por metro cuadrado que hay en cada calle. No sé si con estas líneas podré salir a la calle sin que me ponga colorado cuando me miran.