Con una mezcla de humor negro y sentido de la venganza, miles de británicos se han lanzado a celebrar el fallecimiento de Margaret Thatcher , primera ministra de 1979 a 1990. Cánticos en estadios de fútbol (en Youtube puede contemplarse un vídeo de los hinchas del Liverpool entonando a pleno pulmón When Maggie Thatcher dies), fiestas multitudinarias como la del sábado en Trafalgar Square o el éxito de ventas de la canción Ding, dong, la bruja ha muerto, de El mago de Oz, indican que, más allá del luto oficial, una parte de la sociedad del Reino Unido tiene un pésimo recuerdo de la Dama de Hierro y no oculta su alegría por su desaparición física.

Paralelamente, al Ayuntamiento de Madrid no se le ha ocurrido nada mejor que dedicar una calle a quien lideró a los tories en un periodo lleno de tensiones sociales. La pregunta es por qué el consistorio madrileño se mete ahora en este jardín, cuando no consta en ningún sitio que Thatcher fuera especialmente amiga de España ni de los conservadores de Alianza Popular. De hecho, en las duras negociaciones para el ingreso español en las Comunidades Europeas, la primera ministra británica nunca perdonó que Madrid se pusiera del lado argentino en la guerra de las Malvinas. Todo indica que el gesto del PP madrileño responde al deseo personal de la alcaldesa, Ana Botella , quien inauguró la pasada semana su blog con un elogio sin matices de la desaparecida premier. "Ha servido de inspiración para muchas mujeres", escribe la esposa de José María Aznar .

En efecto, el liberalismo extremo, la falta de sensibilidad social y el empequeñecimiento del Estado fueron enseñanzas de la Dama de Hierro, luego perfectamente asimiladas por las derechas como las que aquí encarna el PP. Curiosamente, hace unos meses el Ayuntamiento de Granada decidió dedicar una plaza a Joe Strummer, ideólogo de los Clash, el grupo punk que abanderó el rechazo radical del thatcherismo. Lo hizo con frases premonitorias como esta: "Londres se está ahogando. ¡y yo vivo junto al río!". Granada, 1; Madrid, 0.