El Gobierno extremeño, junto con los agentes sociales, han convocado para el próximo 22 de octubre una manifestación en Badajoz para reclamar un tren digno para Extremadura, un reflejo del pacto por el ferrocarril firmado por los convocantes en el mes de marzo que viene a demostrar que el mismo no se quedó en una mera foto. El objetivo es implicar a toda la sociedad, que los extremeños salgan a la calle para que la reivindicación sea un grito alto y claro que suene a nivel nacional. Tanto UGT y CCOO, como la Patronal de empresarios y la propia Junta de Extremadura, coinciden en la necesidad de reivindicar conexiones con Madrid, Sevilla y Lisboa similares a otras regiones y países del entorno, así como unas comunicaciones ferroviarias internas idóneas, para lo que es necesario, en primer lugar, la electrificación de las líneas, premisa básica para modernizar una estructura ferroviaria obsoleta.

Ha llegado el momento de pasar a la acción, pocas veces o casi ninguna han ido de la mano empresarios y sindicatos y también partidos políticos junto con el Gobierno, por lo que hay que lograr una movilización ciudadana de primer orden, demostrar que Extremadura no cuenta con una sociedad adormecida y a la espera de un destino que le venga impuesto. Así como hacen otros territorios del país, instados también desde sus instituciones o gobiernos autonómicos, para tomar la calle de forma civilizada y hacer valer sus derechos, Extremadura tiene que jugar su papel, dejar patente que el ferrocarril en esta región es una deuda que debe ser pagada en el menor tiempo posible porque se está jugando su futuro.

Es necesario no politizar este tipo de acciones, desterrar la tentación de tratar de acarrearse méritos electorales y convertir este asunto en una cuestión regional que se salga de la lucha partidista. Será la forma de contagiar a la ciudadanía y conseguir que ésta entienda que se trata de una acción social, donde los extremeños deben ser los protagonistas por lo que son ahora y serán las generaciones que tengan que venir.

Hacer ruido, saber desde donde se toman las decisiones (por mucho que haya ahora un gobierno en funciones), que la protesta es seria y justa y, además, cuenta con el respaldo social adecuado, es tremendamente importante. Cuando la gente se mueve las reivindicaciones se atienden, sobre todo si, como es el caso, cuentan con el aval unánime de sus representantes políticos y sociales legítimamente elegidos.