Nieta, hija, esposa y madre de extremeños emigrantes, cada verano veo cómo son más quienes vuelven a la tierra para encontrarse con lo que un día dejaron atrás. Los pueblos extremeños ofrecen durante estas fechas un ambiente especial y nada es comparable a la cálida acogida que nuestros paisanos nos dispensan cada año. Entiendo a los muchos que aprovechan estas fechas para irse a la playa, para desconectar de lo cotidiano, pero esta tierra tiene suficientes atractivos como para pasar las vacaciones porque los pueblos ya disponen de dotaciones, como piscinas, salas de ocio, bibliotecas donde ocupar nuestro tiempo libre en buena compañía. Pero hay algo especial durante las tardes y noches veraniegas en Extremadura y no es otra cosa que la celebración de las grandes citas multiétnicas que se celebran, como es el Festival Internacional de Folklore de Badajoz o el Festival de los Pueblos del Mundo. Felicito a sus organizadores porque logran superarse en cada edición y son ya muchos los extremeños que se animan a venir a su tierra con iniciativas como éstas. Animo porque mi opinión es la de la inmensa mayoría. MANOLI M. CARRASCO. Cáceres