En la última semana una persona de 32 años ha muerto en Extremadura por un golpe de calor. Al menos otras cinco han sido ingresadas en estado grave, alguna de las cuales ha tenido que ser atendida en la Unidad de Cuidados Intensivos de los hospitales. El golpe de calor se ha mostrado en la región con toda su crudeza: que un hombre joven y en plenas facultades físicas encuentre la muerte mientras trabaja por estar expuesto al sol, como le ha ocurrido al trabajador de Talayuela que perdió la vida el pasado miércoles, nos indica que el golpe de calor no es un asunto para considerarlo una broma. En Extremadura está todo el mundo acostumbrado a que en verano suba el termómetro, muchas veces por encima de los 40 grados. Es lo normal. Lo normal es también tomar las precauciones lógicas (beber mucha agua, evitar exponerse al sol, estar dentro de casa en las horas de más calor...), pero ha habido dos circunstancias que aconsejan tener en cuenta que el golpe de calor no discrimina y que puede atacar a todos: por un lado, el hecho de que las víctimas del calor durante los últimos días no todas respondan al ´retrato robot´ del anciano mal hidratado, puesto que entre los afectados hay personas mayores, la población de riesgo, pero también los hay de 32, 39 y 44 años. En segundo lugar, que el golpe de calor también se produce en días en que la región no se encuentra en alerta por altas temperaturas, como lo demuestra el hecho de que el miércoles, cuando murió el trabajador talayuelano, la región salía de una situación de alerta. Por tanto, mucho cuidado con el calor.