TPtrovocador de mi insomnio, motivo de mi sudor, causa de mi sed. Bochorno mío, soflama que me abraza. Ca-lor: la garganta se contrae simulando el principio de un ahogo y luego se libera para hacer hueco a una pequeña exhalación que deja paso a una opresión de la lengua en el borde de los dientes superiores y posteriormente un suave golpe en el paladar. Ca.Lor. Puede que así hubiese descrito literariamente el calor Vladimir Nabokou , el autor de Lolita .

Calor, la palabra más pronunciada durante el verano y la que menos se desea pronunciar. En Extremadura, inexplicablemente tenemos al calor como algo sorpresivo verano tras verano, y lo recibimos como un acontecimiento que no esperábamos, como ese pariente que se nos presenta sin avisar. Pero si algo es irremediable todos los años durante los meses de julio y agosto en esta tierra nuestra, es el calor. En boca de todos está que cada año hace más calor que nunca, que los termómetros callejeros forman dígitos que derriten la misma sombra y convierten el asfalto en una inmensa asadora donde freír un huevo con la yema dura. Prestamos más atención que de costumbre a los telediarios para ver el número de soles en el mapa y sus números de talla: una 40 los del color de la remolacha cocida y una 20 los verde pistacho. Y esta tierra con forma de óvolo espachurrado suele estar pintada de ese morado que enseña el fuego cuando funde el hierro. Aquí, la máxima. "¡Uf, qué calor!", es lo que más se dice; y el aire acondicionado es lo que más se busca. Así que los ventiladores de los palomares aspiran en fachadas y tejados para meter aire frío en las casas. No me digas tú, que el que pasa calor es porque quiere, porque entre neveras, ventiladores y máquinas de aire acondicionado uno se refrigera bien.

Dice la señora Pura que para calor aquellos cuarenta grados de hace cuarenta años a la sombra de una encina tirando de botijo y abanico, o al umbral de la puerta sin más aire acondicionado que un soplo de brisa tibia que trajera la noche. Que de qué nos quejamos ahora.