Escritor

La cama ya no es lo que era. Son varios los motivos que la han desmotivado. El primero de todo las cervicales. Yo no sé porqué, pero en el año 50 las cervicales no eran como las de hoy. Despertarse era algo difícil hoy de explicar, porque la cama era como un segundo cuerpo o sudario que te envolvía dulcemente. Excuso decir si, en esta dulcedumbre, tú estirabas la mano y te encontrabas en el camino como un muslo, o con el pubis de Josefa, que era un nombre indefinido y rozagante, que respondía a tus demandas con otras parecidas cual un verso de Rostard, que al cabo qué es un beso señora, sino una demanda apremiante, o una oferta que el labio corrobora. Ahora, además, tu santa esposa te inquieta:

--¿Por qué te levantas tan temprano si es domingo?

--No sé lo que me pasa. Estoy triste. Me duele el cuello.

--Del lunes no pasa que te vea el médico de cabecera.

--Todo lo arreglas con el médico... ¿Por qué no me haces un pase con el picardías que te he comprado en Pecado ? Pecar quita presión.

--Hasta ahí podía llegar la broma... Vamos, por Dios... Pero es que no puedes pensar en otra cosa, que así estás, lleno de dolores... Que Dios te va a castigar...

--Eusebia, si es que estoy por ti que bebo los vientos... ¿No te importaría hacer como Boris en Crónicas marcianas, me refiero a la hermana...?

--No hablemos más. El lunes vas a psiconanalista.

Y Roberto se levanta, pesadamente. Recuerda aquel tiempo con Josefa, el ama de cría. Ahora se viste, se toma un café y se va al cementerio a ver a su madre, con la que se confiesa:

--Hola, mamá, no he podido dormir esta noche. Te recuerdo constantemente. No se me va de la cabeza cuando me acunabas entre tus brazos y me dabas la teta. Qué placer tan incurable. Qué sería aquello que te trasladaba a otro mundo y eras como un dios pequeño lleno de divinidad terrena. Ahora todo lo tengo que imaginar, como cuando era adolescente. Se vuelve de todo, ¿sabes, mamá? Pero tú ya no estás... ¿Qué puedo hacer?

Y oyó una voz como de otro mundo:

--Dése una ducha muy fría, por favor. ¡Soy Dios!