Rubiales nombra seleccionador nacional a Luis Enrique, quien pensaba que «los catalanes son la hostia y están muy adelantados a lo que es España, en general», o que «en este país de pandereta no sé si la tecnología ayudaría mucho a los árbitros». Este acepta por un «fuerte sentimiento patriótico».

Debe de ser que ama a España desde el menosprecio. Mucho mejor que odiarla desde el vil desprecio, como Torra, con quien Sánchez mantendrá una relación fluida y normalizada pese a que llamó al president el Le Pen español y advirtió de que el PSOE promovería el «reproche jurídico» contra actos discriminatorios porque «como por primera vez tenemos al frente de la Generalitat a un racista, estaremos vigilantes». Eso era en la oposición. Ahora puede ser magnánimo, desbloquear recursos al Constitucional del anterior malvado gobierno que dejó sin alternativas al inocente golpismo catalán, fingir que no existe el número 155 y perdonar en nuestro nombre y sin mediar disculpa alguna que «los españoles son bestias con forma humana» y en nombre del PSOE que «la vieja y noble raza de los socialistas catalanes está extinguida por sus continuos cruces con los socialistas españoles».

Además, al fin, los consejeros de RTVE son imparciales, no como aquel dinosaurio que declaró haber votado al PP. Ahora, Artal, la que llamó puta o gorda a dos periodistas o se quejó de que 11 millones de viejos obstaculizaban el voto emigrante o se pasmó de cuánto fascista había por cualquier parte, aportará la necesaria objetividad que el ente precisa.

Lo mismo que Cristina Fallarás, que se preció de robar en un Caprabo y no sentirse ni siquiera miserable y alardeó de ser una guarra y gozar en un país donde el modelo es una virgen, culpable toda del machismo y la violencia de género. La que llama franquistas a Juan Carlos y Felipe, considera que «si tienes rey eres un siervo o un lacayo», quiere irse de España como Cataluña y defiende que «nuestro peor mal es que los medios de comunicación en España están en la base de la construcción de la infamia de lo que somos como democracia».

* Profesora