Todo parece indicar que la campaña para las elecciones a la Asamblea de Extremadura va a oscilar entre el cambio y los nuevos tiempos, los lemas que proponen los dos grandes partidos. A ello habría que añadir dos aspectos que pueden condicionar una parte de los votos: la situación de IU y la aparición de un partido nuevo, el IPEX.

La aparición de un nuevo partido obliga a meditar acerca de si el espectro electoral no está suficientemente representado con los actuales y por lo tanto existe un espacio de opinión política que debe ser ocupado por alguien. La palabra Independiente con la que se definen no significa nada: ¿Independientes de qué? Si se tienen por independientes de otros partidos no añaden nada nuevo. El PSOE es independiente del PP, éste de aquél y ambos de IU y viceversa. De manera que deberemos esperar a que definan un programa y una ideología, pues debemos suponer que no se contentarán con atraer a los cabreados con el resto de los partidos ya que estas actitudes suelen proporcionar una rentabilidad efímera. En cambio las ideologías consiguen que los ciudadanos se identifiquen con ellas y les sean fieles. Cuando se interviene en política se hace partido. Al fin y al cabo intenta representar a una parte de la sociedad. Y necesariamente se tiene una ideología. Quizás no sea la de las izquierdas, las de las derechas o las del centro establecido, pero la hay y puesto que resulta una quimera tratar de aglutinar el voto de todas esas corrientes de opinión, por alguna de ellas se tendrán que decantar. Uno no tiene vocación de adivino pero no le aventura más futuro que el que le conceda el hartazgo de algunos por la situación de la política.

En IU han salido a la luz las diferencias que en otras ocasiones se han superado en la intimidad, y lo han hecho con una virulencia desacostumbrada. Es de suponer que, si no es posible saldar las diferencias, al menos no salgan a la superficie durante la campaña electoral pues a ninguna de las partes le puede interesar que la agrupación pase a ser extraparlamentaria. Sobre el destino de los votos que pudiera perder, es difícil hacer pronósticos del partido que saldría beneficiado, pues al tratarse de un electorado fiel lo más probable es que opte por la abstención, si bien no es descartable que alguno castigue a su peor enemigo, el PSOE, votando al PP y otros teman la llegada del PP y apuesten por los socialistas. Lo que no parece probable en personas tan ideologizadas es que voten a los independientes.

En cuanto al cambio y los nuevos tiempos pudiera ser que el votante percibiera que ambos están en manos de la misma persona. Floriano pide el cambio a la vez que hace a Vara heredero y continuador de Ibarra . Sin embargo lo que se quiere presentar como un estigma bien pudiera considerarse como un honor. Ser apoyado, ayudado y nombrado heredero por una persona y un proyecto político que ha contado con el apoyo mayoritario del pueblo a lo largo de los años no es un aval menudo y, quizás, los extremeños consideren que si confiaron en Ibarra en otras cosas no existe razón para no hacerlo ahora. Por otra parte, sería una insensatez renegar de una herencia que nadie puede presentar en Extremadura. Ahora bien, existen muchos indicios para pensar que Vara ha seguido los consejos de Freud y ha matado al padre . Sus formas, sus propuestas, sus silencios, su manera de estar en política y, sobre todo, algunas presencias y ausencias algo más que simbólicas, poco o nada tienen que ver con Ibarra, aunque se construyen sobre lo que ha dejado éste, como no podía ser de otra manera.

El PP deberá hacer un esfuerzo para hacer creíble el cambio. En primer lugar porque el candidato nuevo no es Floriano, que es un repetidor. Es Vara. En segundo lugar porque la campaña y el mensaje novedosos no están de momento en su boca. Y en tercer lugar porque sus modos y sus formas no han cambiado, pero los del contrincante sí.

Tampoco el recurso a los problemas de la política nacional prometen tantos réditos como auguran los asesores áulicos y azuzadores profesionales del PP. Ya hay mucha gente a la que empiezan a dar miedo las actitudes, palabras y hechos de algunos representantes nacionales del PP. Sin embargo, este proceder debe reportar beneficios personales, pues incluso aquí cualquier mindundi pretende no solo emularlos sino superarlos.

Comienza el segundo capítulo de la historia de nuestra autonomía que, como en toda secuencia, se habrá de construir sobre los logros del primero.

*Profesor