El camino elegido por el nuevo líder espiritual del catolicismo, el papa Francisco , pone en su base la humildad y, con ella, la capacidad de admitir las equivocaciones. De forma opuesta interpretaron asociaciones de católicos de base y laicos el desenlace de las beatificaciones de Tarragona, viéndolas como un acto sectario y politizado. Por ello, estas acogen ahora con esperanza la puerta abierta por el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol al debate sobre el papel de la Iglesia española en el franquismo y el reconocimiento de todas las víctimas de la guerra y la dictadura. Desde la perspectiva histórica se trata de una deuda que ayudaría en el debate en curso sobre la recuperación de memoria histórica. Son muchos los años transcurridos y también mucha la necesidad de pasar página a la trinchera de los vencedores y los vencidos que, en ocasiones, parece tan viva como hace siete décadas.