Pisando una gran alfombra roja desfilaron hacia la sala circular, campo de batalla dispuesto por Bruselas, los Jefes de Estado y de Gobierno para negociar el Marco Financiero Plurianual para el periodo 2021-2027, o lo que es lo mismo, el gasto máximo de la Unión Europea para esos años, incluyendo el presupuesto de la Política Agrícola Común.

Dentro de ese campo de batalla, las distintas alianzas entre países miembros han dado como resultado «ejércitos» que luchan por sus posiciones en una disputa que, en la cumbre de los pasados 20 y 21 de febrero, ha dado como resultado un desacuerdo en la propuesta que se negociaba, según la cual los estados miembros deberían aportar el 1,07% de la renta nacional bruta.

Al «ejército» de los llamados países «Frugales», Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Austria, les interesa aportar menos fondos al presupuesto y fijan su límite en el 1% de la renta nacional bruta. Aunque quieran poner menos, son los que más se benefician del mercado único. Fíjense, por cada euro que ponen, alguno de ellos tiene un beneficio de 12,27 euros, mientras que España recibe un beneficio de 5,40 euros.

Por otro lado, tenemos a los «Amigos de la Cohesión», formado por los países del Este y los del Sur, salvo Italia, que siempre evita posicionarse. El objetivo de estos países es el mantenimiento del presupuesto de los fondos de cohesión. Durante el periodo 2014-2020, el Fondo de Cohesión está apoyando a Bulgaria, Croacia, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Grecia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, República Checa y Rumanía; es lógico que les interese mantener su presupuesto.

El tercer frente es el formado por Francia y Alemania, que mantienen un acuerdo de apoyo mutuo, siempre teniendo en cuenta que la prioridad para la República Francesa es el mantenimiento de los fondos de la PAC o la menor disminución posible.

¿Y España, dónde se ha posicionado? En los amigos de la cohesión por el acuerdo que firmó el gobierno en Portugal con el resto de países. Pero el tiempo todo lo cambia y después de las justas reivindicaciones de los agricultores y ganaderos, los periódicos nos han informado de que la prioridad de Sánchez es el presupuesto de la PAC y no el de la cohesión.

Ya no discuten sobre el mantenimiento del presupuesto de la PAC, sino de la cuantía del recorte, y esto, junto con unas mayores exigencias para los productores del Pacto Verde, se une al resto de problemas que están hundiendo nuestra agricultura y ganadería. Peligra con ello toda la actividad económica que vive directa o indirectamente del sector agrario en el territorio rural. En definitiva, si el campo se abandona, los pueblos no sobrevivirán.

*Ingeniera agrónoma y diputada del PP.