WEw l concejal cacereño del PP Manuel Rodríguez Cancho ha provocado una nueva fisura en el equipo municipal de gobierno de José María Saponi al confirmar, en una carta al alcalde, que rechaza la operación urbanística vinculada a la instalación de El Corte Inglés en Cáceres. Es más, ha asegurado que, si no se modifica el proyecto, dejará su acta de concejal antes de votar a favor de él --además de la construcción de los grandes almacenes en el solar de las Carmelitas, se contempla un nuevo colegio, pisos y oficinas--.

Sin duda, la postura de Cancho, rompiendo la unidad que había mantenido el grupo popular en la defensa de la ´operación Corte Inglés´, no se puede entender dentro de unos parámetros de normalidad política; pese a que el edil haya defendido en los últimos meses su independencia de pensamiento y a que el alcalde también haya insistido siempre en público que es normal en democracia que cada concejal manifieste sus discrepancias.

Pero en este asunto, aparte de las formas, importa, y mucho, el fondo. Cancho amenaza con irse dando a entender que la operación en las Carmelitas --sobre la que IU y PSOE han sembrado dudas al hablar de ´pelotazo´ urbanístico-- no está clara, que no genera plusvalías suficientes a la ciudad y que así lo atestiguan los informes técnicos, a pesar de que los conocidos hasta la fecha se limitan a cuestionar el proyecto desde distintos puntos de vista pero no ponen en duda su legalidad. En este contexto, sería bueno que Saponi no enfocara el ´caso Cancho´ como "un debate interno que habrá que solucionar en el plano privado", sino que hiciera un esfuerzo mayor si cabe para que la transparencia de la operación en las Carmelitas sea total y al ciudadano no le quede un atisbo de duda sobre ella.