El baile de El Candil empieza a ser conocido de nuevo, pero no por dónde nació, ni por lo bonito de su danza o por el trabajo duro de personas que dieron todo por el folclore, como los hermanos Mantequiña o Choni Ramallo, sino por la poca o ninguna labor de investigación que unos pocos decidieron llevar a cabo cuando se les ocurrió hacer un sello. O por colocarse los primeros para la foto. La idea del sello no es mala, lo que es malo es cómo se ha llevado a cabo. Hubiera sido tan fácil preguntar... ¿De dónde es El Candil? De Olivenza. ¿Tiene letra? Sí señor, y muy bonita. ¿Quién debería salir en el sello? El grupo de esta localidad, La Encina. ¿Por qué? Porque su exdirectora, Choni Ramallo, junto con los ya nombrados hermanos Mantequiña, fueron los que investigaron y recogieron la danza tan popular ahora y años atrás. Porque así saldría en el sello la coreografía verdadera y no la que aparece. Y porque el traje de Olivenza es precioso. Por otra parte, sería interesante que los políticos no hicieran lo mismo que los que hacen estos famosos sellos y se interesaran un poco, aunque fuera un poco, barrieran para casa y no hicieran como si nada, porque quedan fatal. Ya que las personas que trabajan día a día para que el folclore sea reconocido con seriedad se merecen un respeto. El Candil es de todos y para todos, pero con un pequeño matiz: nació con "La Encina".

María Rosa Alvarez Rebollo **

Olivenza