Tres años después de iniciarse las protestas de los propietarios de industrias situadas en el polígono de Las Capellanías, en Cáceres, los robos aún mantienen en vilo a un gran número de estos empresarios. Como hecho anecdótico, se da la circunstancia de que en la madrugada del pasado viernes, los ladrones asaltaron las dos últimas naves que quedaban por robar en la avenida número uno. Las soluciones para frenar estas acciones violentas parecen haber quedado en papel mojado, puesto que ninguna de las soluciones planteadas en los últimos años se ha llevado a efecto, salvo una mayor vigilancia policial durante las noches y el recurso fácil de contratar seguridad privada.

Los últimos robos dan fe de que poco se ha hecho para evitar este tipo de oleadas delictivas, salvo las acciones particulares, sobre todo encaminadas a incrementar la cobertura de los seguros. Es difícil entender cómo se ha llegado a una situación en la que haya industriales que les preocupe tanto la seguridad de sus instalaciones como la producción de su empresa, tal como confiesan algunos de los más afectados, los mismos que hoy sólo pretenden dejar de ser protagonistas de las páginas de sucesos.