Las romerías de las dos capitales de provincia extremeñas, trasladadas al deporte rey, no tuvieron una celebración ni mucho menos igual. Seguro que en la de Bótoa, en Badajoz, se harían muchos más comentarios positivos por la marcha del equipo de Juanma Generelo , aupado de nuevo a los altares de la clasificación. Se da la circunstancia de que el técnico triunfa algo más de un año después de ser despedido en el Cacereño, un club histórico --e histérico-- al que ni siquiera la Virgen de la Montaña ha podido salvar en su camino a Tercera División. Está claro: la risa va por barrios, y los milagros, a veces, no existen.

¿Qué pasará ahora en Cáceres? ¿Seguirá la dupla Campo-Díaz ? ¿Continuarán para redimirse y emprender el viaje de retorno a Segunda B? Difícil pronóstico para la más peliaguda quiniela, ya que el ambiente no está, ni mucho menos, para irse de romería en Cáceres con el fútbol. Y la pareja tampoco es de Cáceres, con lo cual puede que les falte devoción. Pero la penitencia, a lo que se ve, la llevan, y desde hace muchos años, los propios cacereños: con el Cacereño sólo se cometen pecados. Parece que sólo san Angel Marcos está capacitado para dar aleluyas, dijeron en la romería ayer.