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WEwl ferrocarril que une Extremadura con Madrid vuelve a copar la actualidad y ya no es por un asunto de cierre de líneas, ni por un conflicto laboral, ni siquiera por la dudosa rentabilidad. En este caso han sido los propios usuarios quienes han mostrado lo peor de un transporte, la falta de un espacio digno para emprender cualquier viaje. Cristales cuya suciedad no dejan ver el exterior, moquetas en pésimo estado, puertas que dejan ver su estructura metálica... Son algunos ejemplos de las condiciones de unos trenes a los que difícilmente se les puede pedir una mínima rentabilidad y sí, en cambio, unas necesarias reformas que mejoren sustancialmente su aspecto.

Cuando los extremeños notan ligeros, aunque aún insuficientes, avances para la llegada de la alta velocidad a la comunidad, resulta incomprensible que los actuales ferrocarriles no ofrezcan el más mínimo decoro para conservar a sus viajeros. Con unos trenes descuidados que, en algunos tramos no superan los 40 kilómetros, es difícil pensar en el futuro cuando el presente no cubre las necesidades más elementales. Extremadura merece un servicio ferroviario más digno y acorde con los nuevos tiempos que corren.