Dramaturgo

Lo que más me cabrea de todo es que un alumno de quinto curso universitario no sepa leer. Que no tenga sentido del humor, pasa, pero que lea lo que le da la gana, no pasa. ¿En qué lugar de mi artículo Universidad del día 13 de enero (y martes) critico la iniciativa de posar desnudos en unas fotos para sacar dinero y celebrar la graduación en el Caribe? Yo sólo he utilizado el contraste entre la foto de portada y la de la última página, nada más. ¿Cómo me va a molestar que se marchen al Caribe? Envidia sí me da, pero no me molesta, al contrario. ¿Cómo voy a enjuiciar que unos jóvenes se desnuden para sacar dinero?

Posiblemente mi ejercicio comparativo que consistía en enfrentar corbatas y fulmontis era deficiente, lo cual no sería raro, pero nunca inquisidor. Y es que si se mira por el lado en el que yo lo miré, la cosa tiene gracia: Autoridades encorbatadas proclamando una universidad de calidad, y estudiantes desnudos para encontrar fondos. Lo del Caribe, lo de las iniciativas y el transfondo de ese gesto, queda fuera del contexto cuando uno, yo, me fijo en las dos imágenes y en su fuerza o contraste.

¿No creéis que ha sido una réplica un poco fuerte? ¿Qué alguien ha leído más de lo que hay escrito en mi torpe columna de martes trece?

¿No pensáis que es muy difícil que coexistan en una misma persona un progresista que públicamente defiende todo lo que me decís y un inquisidor retrógrado que, según el que firma la carta Los alumnos del calendario , se esconde tras mis líneas?

En todo caso, mis disculpas si ofendí a alguien. Hay días en los que uno no está muy en forma a la hora de mover las neuronas. Decididamente, lo mío no son las fotos.