Con el nuevo estatuto de la fiscalía --que prevé el cese de los fiscales con más de cinco años en el cargo--, el Gobierno va a fulminar a todos los que no son de su cuerda. Entre ellos, Carlos Jiménez Villarejo (Málaga, 3-6-1935), jefe de la Fiscalía Anticorrupción desde octubre de 1995.

Hermano de exfiscales importantes (José y Francisco Jiménez Villarejo), tío de la concejala madrileña del PSOE Trinidad Jiménez (hija de José) y cofundador en 1972 de la asociación antifranquista Justicia Democrática, Carlos Jiménez Villarejo es el mayor azote del fiscal general, Jesús Cardenal, al que acusa de entorpecer sus investigaciones en sintonía con el Gobierno. No obstante, en un principio le apoyó porque creía que era "un elemento de equilibrio y prudencia". ¿Pecó Villarejo, impulsor antaño de Cristianos por el Socialismo, de bondadosa ingenuidad cristiana? ¿O quizá lo suyo fue un quiebro posibilista a lo PSUC (partido en que militó), en pro de la coexistencia? De cualquier forma, Cardenal demostró rápidamente que no estaba para concesiones.

Desde que en 1962 empezó la carrera en Barcelona, Villarejo ha sido un fiscal indómito. Banca Catalana, avales de la Generalitat catalana, fondos reservados del PSOE, Banesto, Gescartera, BBV, De la Rosa, Gil, etcétera, son algunos de los casos en los que puso alma, vida y... corazón. Sufrió un infarto en 1997.