Carmina, maestra jubilada, confunde un anuncio de televisión y cree que le ha tocado la Lotería de Navidad. Pues oiga, muy bonito, pero interpretaciones las que quiera.

Dónde quedó el «calvo de la Navidad» que nos acompañó durante siete años, animándonos a frotar los décimos en cada alopécico amigo que, por cierto, inesperadamente alguno dejó de serlo momentos después. Pero fue en 2013 donde el boom del anuncio nos hacía estar pendiente del archiconocido ‘nuncio de la Lotería de Navidad’, con aquel aterrador anuncio donde Caballé, Marta Sánchez, Bustamante, Raphael y Niña Pastori, cantaban en un sombrío pueblo más propio de Las brujas de Zurragamurdi. O que me dicen de Antonio, el gerente de un bar que guardó un décimo a su cliente que no lo había podido comprar. Ni hablar de <b>Justino</b>, el guardia de seguridad que se dedicaba a alegrar la vida de los compañeros manipulando maniquíes, dicen que el dueño de la fábrica también le felicitó por escrito, después de ver el anuncio.

Este año le ha tocado a una maestra jubilada, yo prefiero pensar que el hecho de haber escogido una maestra es porque justifica el cariño de todo un pueblo, pues todas las generaciones que han pasado por ella le deben algo, aunque sea una mentira piadosa. Quiero pensar también que el hecho de que sea mayor no tiene relación con que sea fácil de engañar o que el error se haya producido por estar senil, quiero pensar en todos aquellos que hoy día, fruto de su pensión, ayudan a sobrevivir a sus hijos, nietos y biznietos. También es cierto que podían haber escogido una jubilada de las que ahora molan en los anuncios, haciendo aerobic o cenando patas de cordero para demostrar su salud dental y de profesión empresaria publicitaria, pero a ver quién le compra un décimo. También podrían haber elegido uno de los 4.671.490 pensionistas que no llegaron a los 667 euros mensuales, el límite que marca la exclusión social, según los datos del Ministerio de Empleo recogidos por la Red Española de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en su último informe. O a los millones de personas que pasan solas esos días sin familia, pero con familia. No me disgusta el anuncio porque me gustaría pensar que ojalá todos fueran tan felices como Carmina antes de ver la televisión.

* Maestro