Batasuna se estaba reorganizando para apoyar la próxima ofensiva de ETA. Se ha cerrado el paréntesis político-judicial que le había concedido una efímera naturaleza política. Con el ingreso en prisión de la cúpula de Batasuna se retoma la estrategia que ataca el terrorismo en todas sus manifestaciones. Otra vez el Gobierno y Baltasar Garzón --en su condición de juez de confianza del Ejecutivo-- vuelven a la interpretación de que el universo radical aberzale está plenamente subordinado a ETA. La historia enseñará que Batasuna fue incapaz de conquistar su autonomía de la subordinación a sus jefes terroristas. La ensoñación de una Batasuna democrática fue el gancho para una negociación imposible; despertados de ese letargo, se vuelve a observar al frente político de ETA en su única dimensión: ser la coartada que le permite la pretensión de una fuerza política de liberación. Pero, ¿de qué habría que liberar a Euskadi? Todo el nacionalismo vasco pretende la existencia de un conflicto político de naturaleza histórica, cuya consecuencia es la prolongación de la violencia del pasado. Reclaman la negociación como la única vía para la normalización de Euskadi. Lo terrible es que el lenguaje permite modificar la conceptualización de los hechos políticos hasta confundir la realidad con los deseos de quien lo impone. Admitir la existencia de ese conflicto permite las pretensiones nacionalistas a la independencia. Ni la Constitución ni el estatuto de autonomía han merecido otra consideración que etapas hacia la soberanía de Euskadi. Ibarretxe toma el relevo de Batasuna. Faltando a su promesa del requisito de ausencia de violencia, pretende iniciar el ejercicio de una supuesta soberanía vasca con la convocatoria de consultas inconstitucionales. Todas las respuestas políticas desde la Constitución tienen que asentase en la certeza de que no hay déficit político de ninguna naturaleza. Euskadi está normalizada. El ingreso en prisión de Batasuna les priva de la pretensión de ser mediadores de un conflicto que no existe. Es el turno del lendakari.