Explorar" ha sido una de las palabras de moda la semana pasada. La inusitada alegría derivada de los datos de empleo arrojados por la última EPA, han permitido ver la conversión del neutro Rajoy en adalid de un nuevo optimismo. En Europa, empiezan a pedir que no se mire a España con los ojos de un enfermo económico, sino más como un recuperado para la causa común. Una ola de candor new age y armonía arcoíris parece que invadió a ciertos dirigentes europeos, entre ellos (claro) un Durao Barroso que se sabe en su canto del cisne de su vida política.

Así pues, salió el portugués a la palestra pública anunciando que la Comisión recomendaba a España seguir por la senda trazada, aplaudiendo las medidas adoptadas, pero con la advertencia de que "explorara" nuevas opciones dentro de su sistema fiscal. A lo cual nuestro Presidente respondió ufano que nos poníamos manos a la obra en "explorar" cambios en nuestra fiscalidad. Miedo me dan estas exploraciones y los exploradores implicados. Se empieza así y se acaba con un inspector de Hacienda preguntándote a la salida del trabajo "Señor Hernández , ¿supongo?".

XEN REALIDAD,x los expertos de la Comisión que elaboraron el informe sobre España que presentó Durao Barroso iban un poco más allá de lo expresado frente a la prensa. El citado pero poco estudiado informa incorpora la recomendación nada tímida de un giro integral de la política fiscal española. Ni más ni menos. Pero esto, ¿en qué se traduce? Pues en abandonar las autopistas fiscales de los impuestos a la renta y el trabajo para entrar en las carreteras secundarias de la tributación indirecta. Siendo más que conscientes de la dificultad de exprimir más por la vía directa al contribuyente, lo que se propugna (es decir, lo que pretenden hacernos tragar) es un aumento de la tributación indirecta y la desaparición de desgravaciones y exenciones fiscales. Simple y llanamente, subir impuestos de nuevo. Esto es así.

Debo confesar que mis esperanzas de que surgiera algo positivo de una cumbre política comunitaria se parecen en porcentaje a la posibilidad de que toque la lotería. Y sin comprar billete. Pero no esperaba que se abrazaran al camino de seguir poniéndole clavos a la tumba de la renta disponible de los ciudadanos. Pero la esperanza es lo último que se pierde, por descontado. Y siempre contamos con "nuestro hombre", Mario Draghi . El presidente de nuestro banco central no tardó ni un día en enmendar la plana a los complacientes políticos. La fórmula Draghi para continuar la salida de la crisis es bastante más sencilla: bajar impuestos y reducir el gasto público.

Y es que ese, y no otro, es el camino. Los que piden "estímulos" no son conscientes de que eso se hace, primero, con el dinero de todos (recaudado vía impuestos) y, segundo, que se distribuye por los mismos cargos políticos que los demandan como maná en el desierto económico. Se insiste, además, en que no se puede rebajar ahora impuestos porque se reduce la recaudación.

Pero no es cierto: la lucha contra el fraude fiscal y una imposición adecuada tienen el mismo efecto. Se argumenta que menores impuestos suponen peores servicios porque ya se ha recortado hasta el límite permisible. Pero no es cierto: que sepan que España dedica un millón de euros anuales al desarrollo de programas educativos en ¡República Dominicana!; que España subvenciona con más de 1,4 millones de euros al Defensor del Pueblo de ¡Perú! Y, todo ello, por no hablar de un contrato de consultoría de 600.000 euros a una empresa para que se ejecute la cacareada reducción de empresas públicas, que finalmente ha sido de menos de un 5% del total existente. Como se imaginan sólo son ejemplos. Pero reales, muy reales, extraídos de una lectura (de terror) del BOE. Y dicen que no hay margen para la reducción del gasto público. En fin...

¿Todos los políticos anhelan seguir con este statu quo? No todos, no. Lo que empezó con el ruido y la furia de la entrevista del ex presidente Aznar, siguió con que pedían a gritos explorar este camino. Y a ello se ha puesto Extremadura, de la mano de un Monago que tiene claro qua la casilla de salida está cerca de la reactivación del consumo y la atracción de capital a la región. Y es que, como dice un amigo mío, si hay paraísos fiscales podíamos pararnos a pensar en que también deben existir infiernos fiscales. No se quemen, por favor.