Querido Don Amadeo: Después de Tu episcopado fecundo en Plasencia, el Papa Francisco te envía como sucesor de los apóstoles a Jaén, una Diócesis también hermosa y que espera tu buen hacer y tu entrega generosa. He podido comprobar en el trato personal contigo tu calidad humana cristiana, sacerdotal y también la de un obispo sencillo y cercano a todos, que te has "pateado" muchas veces la querida diócesis de Plasencia. Siempre tenías tiempo para escuchar a los sacerdotes, a los consagrados y a la riqueza de laicos, hombres y mujeres, que siguen creyendo en la alegría del Evangelio, que se llama Jesús de Nazaret y que nos llama a transformar el mundo, según el Corazón de Dios.

Estos días he pensado en las tres claves que desde tu cercanía a mi persona y desde mi agradecimiento de hermano podrían definir tu episcopado : 1. Un perfil pastoral de hombre bueno y lleno de entusiasmo por evangelizar. Tu gran formación y haberte dedicado a transmitir la fe con dotes claras de maestro pedagogo y catequista, con una fidelidad exquisita a la perenne doctrina de la Iglesia y con una gran originalidad, te ha llevado a promover muchas iniciativas que han enriquecido a la diócesis hermana. 2. Tu apuesta por lo esencial, por aquello que debe ser el cometido principal de un obispo: cuidar a los sacerdotes, a los seminaristas, a la vida religiosa, a los consagrados, a los laicos, para que todos experimenten que son amados por el Corazón de Cristo. En ti, hermano, se ha cumplido lo del Salmo del Buen Pastor que tú has transmitido con tu vida sencilla y generosa: "Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida". Has acompañado con tu bondad y con tu oración a la Iglesia que peregrina en Plasencia y con la fuerza del Señor has recogido la rica herencia de los pastores que te precedieron, entregados y abnegados. Tú has acompañado y no te has reservado nada con tal de servir al pueblo de Dios. Has caminado delante, detrás y junto a todos, para alentar la esperanza. 3. Por último, has sembrado, con todo el presbiterio y con todo el pueblo de Dios, una clara línea pastoral de servicio a los más necesitados. Plasencia siempre se ha caracterizado por ser una diócesis que ha unido fe y vida en la clave del Vaticano II. Tu profundo Amor a Cristo Vivo y Resucitado desde una profunda espiritualidad, te ha llevado a través de Caritas y de otras instituciones eclesiales, a un servicio inmenso a todos, procurando siempre llevar la Buena Noticia a los pobres, a los que sufren.

Gracias, Don Amadeo, por todo y agradecemos a Dios y a la Virgen del Puerto tu buen hacer de pastor con los sentimientos de Jesús. La Diócesis de Jaén comprobará enseguida que tiene un buen pastor. Que Dios te siga ayudando en esta nueva andadura que comienzas dentro de unos días, antes de que concluya Mayo que es el mes de María.