JUICIO AL ‘PROCES’

Políticos presos y punto

Ángel Morillo Triviño // Castuera (Badajoz)

De pequeño, con las envolturas del chocolate, me regalaron una camiseta del Barça. Me hizo una gran ilusión, ¡una camiseta de fútbol! Mis amigos ni siquiera podían soñar tener una. Pero, servidor no simpatiza con el FC Barcelona. Simpatiza con el Atlético de Madrid, por, simplemente, aquello de «qué manera de vivir». No obstante, siempre he sentido un gran respeto, quizás por ese hecho de mi infancia, por Barcelona y por los catalanes en general. Además, de que muchos de mis amigos y familiares se tuvieron que marchar a buscarse la vida a esa tierra y fueron acogidos con la decencia que la buena gente se merece, y allí siguen viviendo muchos de ellos respetados a pesar de simpatizar con el Real Madrid.

Por eso me duele lo que está ocurriendo con ese famoso procés. ¿Presos políticos, políticos presos? Una merienda de negros (con perdón para los de la piel de ese color) como siempre se ha dicho en España cuando algo era anárquico. Y nada más lo es en estos momentos, por supuesto, políticamente hablando. Mas, que nadie piense que en España hay presos políticos. Eso, aunque otras muchas desgracias si las padezcamos, no es admisible: En este país, lo de los presos por sus ideas, afortunadamente, ya pasó a la historia. Con el fin de la dictadura se acabaron los presos políticos, aunque siga habiendo quienes aún lo discuten esperando que resplandezca la verdad como parafraseó Julio Cerón al señalar que esta siempre resplandece al final, cuando ya se ha ido todo el mundo. Los políticos catalanes que están presos son, sencilla y llanamente, políticos presos y punto. Otra cosa es que se lo merezcan o no. Eso lo dirá la Justicia, aunque, en parte, en una gran parte, esté, por desgracia, politizada y sea también algo como lo expresado sobre el procés: Una auténtica merienda de...

Dicho lo dicho, muchos catalanes y muchos españoles tienen que saber que esos políticos presos (tratando de parecer en el banquillo simples corderitos) deberían explicarnos a todos que hicieron ellos cuando el 15/06/2011 el movimiento 15-M rodeó sin ninguna violencia el parque de la Ciutadella (donde está el Parlamento de Cataluña) para denunciar los recortes de gasto público social (que incluía sanidad, educación, y otros servicios públicos vitales) que se iban a aprobar en el Parlamento ese día. Los mossos atacaron con gran brutalidad a la población y hubo varias detenciones (la derecha catalana, incluyendo a la derecha independentista, calificó el hecho como algo similar al 23-F). El establishment político-mediático del país pidió las más duras condenas contra los ocho procesados del 15-M que fueron absueltos por la Audiencia Nacional; pero, más tarde, la petición del Gobierno de la Generalitat, del Parlament de Cataluña y del Ministerio Fiscal consiguió una condena de tres años por un delito contra las instituciones del Estado, según sentencia dictada por, ¡qué casualidad!, el juez Manuel Marchena. Hay que reconocer, pues, que algunos de los presos políticos de hoy fueron los justicieros de ayer, cuando pedían máxima prisión para los que se oponían a sus políticas neoliberales. Por tanto, puede que reciban la misma medicina y recetada por el mismo «facultativo».